Viaje a los Montes Dolomitas.
Agosto de 2018.
Desde que empezó su andadura Vías Ferratas Soria, las actividades en las que he participado siempre se han caracterizado por salir a pedir de boca. De hecho, suelo bromear con mis compañeros sobre la proverbial buena suerte que acompaña a las salidas del club. Esta vez no fue así. Seguro que es la excepción que confirma la regla. Venga, a la faena. Voy a describiros las vías ferratas de las que pude disfrutar en este viaje.
Vías Ferratas “du Diable”.
Vías Ferratas “du Diable”.
Así se conoce a un conjunto de siete ferratas situadas en Aussois, Francia, cerca de la frontera con Italia.
Recorren las paredes a ambos lados de un bonito barranco formado por el río Arc. Están presididas por la fortaleza Víctor-Emmanuel.
Dos de estas vías, “Querubines” y “Diablillos” rodean el castillo y son de iniciación. El resto se van uniendo unas con otras para completar un ameno recorrido circular. Una buena opción es empezar por la vía más difícil, un k4 llamado “los Reyes Magos”. Para ello hay que entrar en la anteriormente referida fortaleza, para posteriormente salir por una de las ventanas de la pared sur, recorriendo parte de la ferrata de “Diablillos”.
Encadena tres puentes, cada uno diferente del otro.
Este puente de mono es el más “divertido”. Tiene el cable superior desplazado de la vertical respecto al inferior, lo que obliga a avanzar de lado mirando, sí o sí, al abismo. Para quien no tenga claro este paso, existe un escape antes de afrontarlo.
El último, de 83 metros de largo, pasa por ser la pasarela más larga de Francia. No presenta complicación alguna. Tras los Reyes Magos, un sendero nos lleva al inicio del “Descenso a los Infiernos”. Es un k2 que baja hasta cruzar el rio. Posteriormente subimos junto a la bonita cascada de Nant por un K3 denominado “la Subida al Purgatorio” hasta el otro lado del barranco.
Allí un espectacular puente es el comienzo de otra ferrrata llamada “el Camino de la Virgen”. Es un K3 que lleva varios años cerrado. En este otro lado, junto a otro fortín llamado María Teresa hay un parque de aventura en los árboles y unas largas tirolinas de pago que sobrevuelan el precipicio. Allí mismo comienza “la Travesía de los Ángeles”, de dificultad K3. Es casi toda horizontal y nos aproxima al puente del diablo, peatonal, por el que volvemos a cruzar el río. Un poco más adelante parte “la Subida al Cielo”, k3 que asciende hasta la fortaleza Victor–Emmanuel donde habíamos comenzado el itinerario.
En torno a la localidad de Cortina D’Ampezzo se pueden realizar infinidad de excursiones por los alrededores. Esta parte de los Alpes orientales se caracteriza por amplios valles colmados de lagos, prados y bosques de los que emergen imponentes los macizos montañosos.
Muchas de las Ferratas de estos montes datan de la época de la primera guerra mundial. Se crearon para facilitar el tránsito de tropas en el frente italo-austriaco. Por ello se impone más el aspecto práctico que el deportivo. Hay gran cantidad de pasamanos para asegurar los pasos horizontales. En las zonas verticales no suele haber muchas grapas, aprovechando entonces los agarres naturales. Si la cosa se complica se usan escaleras. De hecho, en muchos casos las denominan senderos equipados. Dado que la dificultad técnica de estas vías no suele ser excesiva y es bastante homogénea, me centraré más en describir los accesos.
Vía Ferrata Innerkofler.
Es una de las más conocidas. Si se parte del Refugio Auronzo, a los pies del macizo de las Tres Cimas de Lavadero, habrá que recorrer una carretera de pago. Creo recordar que costaba 24 € a los turismos y 36 € a las furgonetas.
Tras una caminata se llega al Refugio de Lavadero, a 2.334 m. y después de una breve subida comienza el recorrido en un túnel escavado en la montaña.
Una vez coronado el pico llamado Torcella de Camascio (2.744 m.) la ferrata continúa descendiendo hasta el Refugio Lorenzi, también llamado de las Tres Cimas. Se atraviesan varios túneles de la primera guerra mundial, por lo que se necesita llevar un frontal. Del Refugio Lorenzi parten varios senderos que nos devolverán al punto de partida. Si seguimos el 105 rodearemos la formación rocosa de las Tres Cimas para llegar al punto de inicio.
V. F. Giuseppe Olivieri a Punta Anna y Tofana.
La ferrata comienza cerca del Refugio de Pomades, al que no se puede llegar en coche.
Es la última parada de una línea de telesilla. A la parada anterior, el Refugio Duca D’Aosta sí pueden acceder vehículos.
La vía Giuseppe Olivieri asciende hasta Punta Anna, que está a 2.737 m. de altura. Dese allí se puede volver por un sendero al Refugio de Pomedes o continuar hacia la ferrata de la Tofana, que en una larga subida nos dejará en la cima a 3.245 m.
Una vez allí se puede regresar por un sendero a Punta Anna, o tomar un teleférico y bajar en la primera parada, Ravalles. Desde allí, por un sendero equipado que también se llama Giuseppe Olivieri se llega al Refugio de Pomades, para luego descender al punto de partida.
V. F. de los Alpinistas.
Esta ferrata se encuentra cerca del paso de Falzarego. Se deja el coche en el restaurante grill de Strobel. Tras un paseo de unos treinta minutos llegamos a los pies de la vía.
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Es de nueva construcción y más deportiva. Con muy pocas grapas, se progresa aprovechando los magníficos agarres naturales de la pared. El primer tramo es el más difícil, sobre todo si no te ayudas del cable de seguridad para ascender.
Se finaliza en el Col de Bos a 2.559 m.
Desde allí se puede continuar hasta el refugio Lagazuoi, que se divisa en todo lo alto.
Según nos vayamos acercando iremos viendo construcciones y defensas de la primera guerra mundial. Lagazuoi está a 2.750 m. Se puede bajar al paso Falzarego en un telecabina o, mucho más divertido, a través de la galería Lagazuoi.
Es un túnel, con varias recreaciones de la gran guerra, que tiene más de un kilómetro de largo. Una vez que estamos en el paso, solo hay que seguir la carretera hasta el punto de partida.
Vías Ferratas del macizo de Brenta.
La población de Madonna di Campiglio es la puerta de entrada a este macizo, menos turístico y más agreste. La forma más cómoda de acceder a sus ferratas es tomar un teleférico hasta el paso de Grosté a 2.440 m donde se encuentra el refugio del mismo nombre. Cuesta unos 12 € el viaje de ida y sobre 18 € el billete de ida y vuelta.
Este camino equipado, calificado como difícil, se encuentra en las inmediaciones del refugio de Tuckett.
Para llegar a él, desde el anteriormente referido refugio Grosté, seguimos el sendero 316. En hora y media de caminata habremos llegado a Tuckett. Desde allí continuamos por el sendero 305 B hasta el inicio del Sosat.
En el recorrido encontraremos varias escaleras. Una vez finalizado, se puede desandar la ferrata, ahora en sentido ascendente, o tomar el sendero 323 hacía el refugio Brentei para hacer un recorrido circular que nos devuelva al refugio de Tuckett siguiendo los senderos 318 y 328. Si se dispone de más días lo ideal sería pernoctar en algún refugio cercano como el de Alimonta, para continuar al día siguiente con otros recorridos cercanos. Cerca del refugio Brentei, por ejemplo, se inicia la vía de la Bocchette Centrale, calificada como difícil.
Sendero Alfredo Benini.
Este sendero, catalogado como difícil, comunica el refugio de Tuckett con el paso Grosté.
Si se hace en este sentido, el lógico para realizar los tramos equipados ascendiendo, tendremos una aproximación con mucha pendiente hasta llegar a la boca de Tuckett (2.648 m.), por el sendero 303. Desde la boca de Tucket también se puede acceder a la Ferrata Bocchette Alte (muy difícil).
El paisaje en esta zona se torna lunar.
Un lago glaciar en el fondo de un valle es la única pincelada de color que rompe la monotonía de la piedra. Una vez finalizada la ferrata, el sendero 305 nos devuelve al paso Grosté.
Si os animáis a visitar estos parajes, preparaos para largas jornadas con la mochila a cuestas. Optimizad su contenido. El espacio libre que quede, llenadlo de ganas de pasarlo bien. Desde que el club Vías Ferratas Soria echó a andar, siempre lo hemos recomendado.