18 de marzo de 2018 - KV WINTER DEL MONCAYO
El 18 de marzo de 2018 nos unimos
a nuestros amigos agredeños del Club Runners del Moncayo para hacer el “KV
WINTER DEL MONCAYO”.
No somos runners, pero
aprovechamos la oportunidad que nos brindaron de ascender a la cima del Sistema
Ibérico en su experta compañía pues compartimos el amor a la montaña y el
embrujo que ejerce esta en concreto, que no habíamos visitado en invierno y que
nos sedujo contemplándola ahora desde otra dimensión, tan bella con ese manto
blanco y tan peligrosa al mismo tiempo...
Cuando a tus padres, sabedores de
los accidentes que ha habido, de las vidas que se ha cobrado esta montaña, de
lo peligrosa que puede ser en días de niebla como este, no les hace ninguna
gracia la idea de imaginarte ascendiendo por sus congeladas laderas, cuando vas
a encontrarte restos de aviones accidentados por allí en días de niebla; te has
de concienciar de que no es un simple “paseo” lo que vas a hacer, y tienes que
dar a la seguridad la importancia que requiere.
Así pues, nuestros amigos de Ágreda exigían el uso de
material técnico obligatorio y con toda la razón, pues durante la ascensión
pudimos comprobarlo tras resbalar sobre el hielo que se ocultaba tras esa bella
capa de nieve.
Con los mejores compañeros
posibles, partimos hacia la cima de la montaña frontera entre Aragón y
Castilla, rodeados de los encinares de carrasca que crecen sobre las calizas
del piso inferior de la sierra del Moncayo.
Zona caliza horadada por las aguas moncaínas que han labrado simas,
dolinas y cuevas. La mayor de todas da nombre al pueblecito del que partimos:
Cueva de Ágreda rumbo a una ascensión de 1000m en vertical, recorrida a lo
largo de algo más de 6 km.
Con una mezcla de emociones en la
mirada, deseando que aclarase el día para manejarnos mejor en la cima, dejamos
atrás el pueblo y atravesamos la pradera en pos de las primeras estribaciones.
La ruta no tenía pérdida, seguir
hacia arriba el curso del río Trasmoncayo, que en estas fechas bajaba alegre y
bullicioso.
La mayoría de estas aguas acaban
filtrándose en el terreno calizo y cruzan en subterráneo por debajo del Moncayo
emergiendo al otro lado, en la cara norte en esa estupenda surgencia que es el
nacedero del caudaloso río Queiles en Vozmediano.
Tras cruzar un pinarcito,
seguiríamos el barranco rodeados de robles (rebollos los llaman aquí)
disfrutando del sonido del agua que, por correr por el suelo silíceo, no se
filtra aquí todavía.
Objetivo: Cruzar a 1.950 m ese
paso natural entre las dos vertientes del Moncayo y frontera entre
Castilla-León y Aragón que es el Collado de Castilla, entre Peña Negrilla
(2.117m) y el Pico de San Miguel (2.314m), para alcanzar éste último, también
llamado Pico del Moncayo.
El río Trasmoncayo se abría paso
entre la nieve hacia cotas más bajas,
mientras nosotros hacíamos lo
contrario, subiendo a buen paso y en plena armonía.
Nuestros amigos de Ágreda,
experimentados corredores, nos sacaban ventaja, pero enseguida nos esperaban
para reagrupar, desoyendo nuestra petición de hacer dos grupos.
El compañerismo en la montaña es
enorme: Grandes deportistas que llevan tiempo preparando una ascensión con un
programa al que no dudan renunciar si las circunstancias del compañero lo
requieren.
Cuanto más arriba, más oculto baja el río, llegando a discurrir completamente cubierto por una nieve que a veces se abría para dejárnoslo ver.
¿Restos del fuselaje de un avión
accidentado?
Ascendimos por el Collado haciendo
alguna que otra paradilla para admirar y fotografiar el paisaje.
Cuanto mayor era el manto de nieve, más bella se nos iba mostrando la montaña,
no tardando en tener que ponernos
los crampones.
Esto es disfrutar de la montaña
(y de la compañía).
Por aquí nos encontramos con un grupo de vallisoletanos que se habían levantado ¡a las 4 de la mañana! para vivir esta experiencia.
Y por aquí alguno que otro
descendía esquiando (¿arriba te dan unos esquíes para bajar?)
Otro montañero, de bajada, nos da
ánimos con un navarrico: ¡Aúpa!
Por fin la montaña abre sus
brazos, para acogernos al sol y mostrándonos su blanca cumbre destacando bajo
el azul del cielo.
En la montaña,cuando el tiempo esta cambiante,se te pueden
echar encima las nubes y la niebla. Eso es lo que no paso tras acender un tramo
más,lo cual casi nos obliga dar la vuelta ante el desconocimiento exhaustivo la
zona y con los antecedentes que esta tiene.
Junto a nosotros llega en ese momento Ismael,un montañero
durolense,que ya conocía la ascensión y nos anima a subir junto a él.
Gracias a él,nuestro camino continua para ofrecernos su
recompensa unos metros más arriba.
La segunda de las cumbres superior a los 2.000 metros
ya es nuestra!!Crónica: Jaime.
Fotos: Jaime, Luis, Elena.